Toda la maquinaría existente data del siglo XIX, momento de máximo apogeo de la industria del olivar, habiendo sido realizada en las Compañías de Fundición La Cordobesa, en la de Rupero Heaton de Málaga, y en la de Félix Martínez y Compañía, de Córdoba, tal y como se observa grabado en ella. Conectadas con la sala de almacenaje se encontraban las antiguas cuadras, de las que todavía se puede observar su estructura de una nave longitudinal dividida por arcos de medio punto. Las cuadras, al igual que la almazara, tenían acceso individual desde el patio de labor.
En la planta alta de este cuerpo se localizan las dependencias para el alojamiento de los trabajadores temporeros, en las que destaca la división de las estancias tanto por sexo como por familias, las cuales se alojaban en habitáculos pequeños con acceso independiente aunque diáfanos por su parte superior. Conserva la estructura originaria de nave dividida por grandes arcadas de medio punto sobre pilastras, referencia de un anterior uso de almacenamiento.
El resto de las dependencias han sido modificadas en gran medida para el nuevo uso, el cual ha permitido dar a conocer la existencia de este ejemplo de arquitectura agraria en la campiña sur cordobesa, y a la vez propiciar el mantenimiento de todo el mecanismo histórico de fabricación del aceite allí existente, divulgando por tanto nuestro patrimonio cultural en paralelo con el trabajo de investigación y gestión que desde las distintas administraciones se viene realizando.